sábado, 14 de febrero de 2015

Lifeboat (Náufragos, Ocho a la deriva) – 1943

Argumento: Un grupo de sobrevivientes del ataque de un submarino nazi a un barco de la marina mercante estadounidense, más un sobreviviente alemán, se debaten entre la vida y la muerte en altamar.-

Lifeboat probablemente sea la gran obra maestra de Mr. Hitchcock, al menos desde el aspecto técnico. Aquellos que la hayan visto la recordarán de inmediato por su carácter único y los que no, podrán darse una idea de ello sabiendo que es una película que transcurre en su totalidad a bordo de un bote salvavidas, con una cámara que se ubica siempre dentro del mismo (sólo dos veces la cámara abandona el bote) y que sus personajes aparecen permanentemente en escena y todos son fundamentales para la trama. Respecto a ello, intentaré no revelar demasiado para aquellos que no vieron esta película pero no puedo prometer nada…

La historia le fue sugerida a Mr. Hitchcock por las noticias, frecuentes en la época de la II Guerra Mundial, acerca de naufragios causados por ataques bélicos. A partir de esta idea, el director se abocó a la tarea sumamente compleja de llevar a la pantalla una película que, por supuesto, no podría ser filmada en locaciones reales y que exigiría gran destreza desde tres aspectos fundamentales: el técnico, el argumental y el actoral.-

Desde el punto de vista técnico, Lifeboat requirió la construcción de un gran tanque de agua y de varios segmentos del bote salvavidas que permitieran el posicionamiento de la cámara en diferentes puntos, además de la utilización de máquinas de viento y pantallas de proyección trasera, de una edición más que cuidadosa e incluso de un muy bien realizado efecto visual que simula una extremidad amputada. Mr. Hitchcock compensa estas “complicaciones” simplificando sus movimientos de cámara y encuadres – son bastante convencionales – y eliminando la banda sonora. Sólo durante la toma inicial, que representa el hundimiento del buque, escuchamos música incidental. Durante el resto de la película, la única música existente proviene de una flauta que tocan los personajes para acompañar sus canciones. Este recurso se presenta como un arma de doble filo: por un lado ayuda a generar cierta incomodidad que acompaña a la de los personajes, dado que como espectadores no estamos acostumbrados a prescindir de la música “de fondo”, y por otro, el director se priva de un elemento fundamental para acentuar determinadas emociones y manipular la sensación del paso del tiempo en el público. Este efecto negativo es neutralizado por la tensión generada por los otros dos factores destacables de Lifeboat: su guión y el trabajo de sus actores.-

En cuanto al primero de ellos y a su estructura, Mr. Hitchcock nos coloca de lleno en el conflicto y con la economía que le conocemos evita mostrar el naufragio del buque. Sólo vemos una chimenea hundiéndose, unos cuantos objetos flotando, el cadáver de un marino alemán y ya estamos situados en tiempo y espacio.-

Luego y cada uno a su turno, los personajes abordan el bote salvavidas y aquí empiezan los problemas que esta película trajo para el director. Fiel a la técnica que ha desarrollado en casi veinte años de experiencia, Mr. Hitchcock reduce tanto como es posible los parlamentos expositivos: los personajes son presentados a través de su apariencia (sobre todo, Connie Porter – Tallulah Bankhead) y de sus acciones, delineados de modo tal que nos permite saber fácilmente quién es cada uno, y por ello es más notoria la transformación que sufren a lo largo de la película. Todos representan, además, distintos estamentos sociales y diferentes posturas frente al enemigo en común. Esta particularidad, evidente en aquella escena en la que discuten sobre qué hacer con el marino nazi Willy (Walter Slezak), también cambiará dramáticamente cuando todos menos George Spencer (Canada Lee), el único con valores religiosos, se unan para acabar con el villano (y aquí encontramos un gran parlamento en boca de C. J. Rittenhouse – Henry Hull – quien lamenta haberse unido, en el final de su vida, a una pandilla criminal).-

Y decía que de la mano de sus personajes llegaron los inconvenientes para Mr. Hitchcock porque, como es señalado a menudo, un sector de la crítica objetó que se presentara a Willy como un personaje fuerte, astuto y por momentos hasta simpático (un “superhombre”) mientras que el resto representa a un pequeño grupo desorganizado, débil e incapaz de combatir las artimañas de Willy o incluso de sospecharlas. El verdadero mensaje del director no pasó del todo desapercibido, por suerte, y hoy resulta evidente – y todavía pertinente – que Lifeboat hace un profundo llamado de atención sobre la necesidad de que las sociedades estén alertas y activas contra líderes que proponen soluciones mágicas frente a situaciones desesperadas. En efecto, uno de los momentos de mayor tensión es aquel en el cual Willy y Kovac (John Hodiak) discrepan sobre el curso a seguir. Kovac tiene principios firmes y desde un comienzo desconfía de Willy, pero accede a que se tome el curso que éste señala cuando comprueba que ha perdido el respaldo de sus compañeros de viaje (el único que lo apoya es Gus Smith – William Bendix – pero la expresión que acompaña a sus palabras de aliento es más que elocuente acerca de las dudas que abriga). Casi puede oírse al director declamar contra este grupo que da la espalda a su hombre más valioso para volverse hacia su enemigo cuando el viraje de la vela del bote deja el rostro de Willy parcialmente oculto entre las sombras.-

El final de la película deja la cuestión sin resolver… Cuando parece que el grupo se ha organizado y será salvado, el problema de cómo enfrentar al enemigo reaparece: un joven marino alemán aborda el bote luego de que su buque es hundido por los Aliados y todo lo aprendido por los protagonistas se evapora. Mr. Hitchcock sin dudas era al menos incrédulo acerca de la capacidad de la especie humana para aprender la lección la Historia y los setenta y dos años transcurridos desde el estreno de esta película parecen darle la razón.-

El tercer elemento fundamental de Lifeboat es, como dije antes, la interpretación de sus actores. Ya mencioné a algunos de ellos, los restantes son Mary Anderson (fallecida durante 2014) como la enfermera Alice MacKenzie, Hume Cronyn como Stanley Garret y Heather Angel como Mrs. Higgins. Todos y cada uno están simplemente perfectos en sus roles, cargando sobre sus hombros gran parte de los méritos de la película.-

El cameo del director en Lifeboat se encuentra entre los más famosos de cuantos realizara: es conocida la historia según la cual Mr. Hitchcock pensó en flotar en el agua simulando ser un cadáver, pero rechazó la idea por temor a ahogarse. Entonces decidió que su imagen apareciera como parte del anuncio publicitario de un producto para adelgazar ficticio, “Reducco”, en el diario que Gus lee en el bote. El cameo tuvo tanta repercusión que según cuenta la leyenda Mr. Hitchcock recibió numerosas cartas de sus aficionados, preguntándole dónde podían conseguir un frasco de “Reducco”.-

Lifeboat fue editada en DVD en Argentina bajo el título “8 a la deriva” por Emerald en 2009. La calidad de imagen, sonido y subtítulos es muy buena, aunque los que se interesen por saber un poco más deben tener en cuenta que el DVD no trae ninguna característica especial. Yo recomiendo la versión importada editada en 2008 conjuntamente con otras siete películas presentadas como “Ocho obras maestras del maestro del suspense”. El box set se completa con The Lodger (El enemigo de las rubias) Sabotage, Young and innocent (Inocencia y juventud), Rebecca (Rebeca), Spellbound (Recuerda, Cuéntame tu vida), Notorious (Tuyo es mi corazón) y The Paradine case (El proceso Paradine, Agonía de amor). La calidad de la imagen y el sonido es excelente, tiene subtítulos en español y los contenidos especiales son muy interesantes, aunque carecen de subtítulos.-