domingo, 30 de agosto de 2015

Rear window (La ventana indiscreta) – 1954

Argumento: El fotógrafo L. B. Jeffries (James Stewart) se distrae observando a sus vecinos por la ventana de su departamento mientras se recupera de la fractura de una pierna. Cuando sospecha que Thorwald (Raymond Burr), uno de los vecinos, asesinó a su esposa logra convencer a su novia Lisa (Grace Kelly) y a su enfermera Stella (Thelma Ritter) para que lo ayuden a resolver el crimen.-

Es bastante difícil escribir algo original sobre esta película respecto de la cual se ha dicho tanto y tan bien, por lo que sólo me limitaré a señalar algunos aspectos que me llamaron particularmente la atención en este visionado.-

Visualmente, la película es impresionante. Para la filmación Mr. Hitchcock hizo construir el decorado más asombroso de su carrera: dentro un mismo estudio reprodujo en tamaño natural el departamento de Jeff y cada uno de los departamentos que se ven por su ventana, como así también el patio interno que conecta los contrafrentes de los edificios, y parte de la calle 9 Oeste de Nueva York y de un pequeño restaurante. Además, se instalaron cuatro juegos de luces diferentes que permitían alternar entre mañana, mediodía, atardecer y noche con sólo presionar un interruptor. Y lo más increíble de todo es que de alguna manera el director logra transmitir la sensación del calor y la pereza de un verano agobiante, así de perfecta en la ilusión que crea.-

La ventana indiscreta es el ejemplo máximo de la habilidad de Mr. Hitchcock para contar una historia a través de las imágenes (exceptuando a sus películas mudas, claro está) a la vez que se presenta como un ensayo acerca del poder de las imágenes y del montaje. Como espectadores, asistimos a gran parte de la acción desde la distancia, sin escuchar la mayoría de los diálogos que mantienen los personajes y eso nos desafía a reconstruir las historias de los vecinos de Jeff. Además, los personajes a los que sí escuchamos muchas veces no expresan sus verdaderos sentimientos (sobre todo Jeff y Lisa), disociando el diálogo de sus reacciones y lenguaje corporal. Pero además de todo ello, el propio Jeff se comporta con un espectador en relación al mundo que lo rodea y como tal decodifica, interpreta y edita la realidad. En este sentido, Mr. Hitchcock rinde un doble homenaje a la técnica del montaje: utilizándola a través de la reiteración de secuencias de planos en las cuales alterna el rostro de Stewart, aquello que mira y su reacción; pero también a partir de los procesos mentales que Jeff y sus compinches cumplen mientras miran por la ventana. Ellos eligen mirar en una dirección desestimando las demás, o no mirar en absoluto y entonces el segmento omitido adquiere un sentido importantísimo que podría haber alterado por completo el punto de vista de los personajes (puntualmente me refiero a la mujer – ¿la Sra. Thorwald? – que abandona el departamento de Thorwald mientras Jeff duerme).-

En esta escena además Mr. Hitchcock introduce el suspenso en una trama contada exclusivamente, hasta ese momento, desde el punto de vista de Jeff. Pero además, nos aporta un elemento que nos hace dudar del protagonista: ¿está en lo cierto o acaso exagera y malinterpreta la realidad? No obstante ello, el carisma de Stewart nos arrastra dentro de la historia y, al menos en lo personal y amén de la cantidad de veces que he visto esta película (y que por lo tanto ya conozco el final), nunca dudo de su criterio.-

Otro aspecto interesante en La ventana indiscreta es la forma en la que Mr. Hitchcock retrata diferentes versiones del amor y cómo éstas influyen en Jeff. Luego de la escena inicial, en la que se nos presenta a Jeff y su pequeño universo, el protagonista expone sus dilemas amorosos a su editor y a Stella: su relación con Lisa se encuentra en un punto decisivo en el cual debe avanzar o terminarse y ninguna de las alternativas satisface a Jeff. Esta encrucijada es representada poco después en uno de los momentos más hermosos y memorables de la filmografía del director: Jeff dormita mientras cae el día cuando de pronto una sombra se proyecta sobre su rostro. Por un segundo se nos permite temer algún peligro pero la entrada en escena de Grace Kelly nos despeja toda duda a través de un primer plano extraordinario y del famoso beso en cámara lenta. Este breve instante me hace recordar aquella famosa cita que afirma que Mr. Hitchcock filmaba las escenas de amor como escenas de asesinatos y viceversa. En diferentes momentos a lo largo de la película el director reafirma este paralelismo con otras situaciones románticas teñidas de violencia o peligro: la Srta. “Corazón solitario” (Judith Evelyn) y su joven enamorado; la Srta. “Torso” (Georgine Darcy) y sus pretendientes; la pareja de recién casados que, terminada la luna de miel, se sumerge en la cotidianeidad… Muchos críticos incluyen en este panorama gris a los propios protagonistas en base al final de la película, aunque yo me permito sentirme esperanzada por Jeff y Lisa. Creo que su experiencia pudo haberle enseñado a Jeff que su cámara no siempre lo protegerá de los peligros que lo rodean. En cuanto a Lisa, me gusta que conserve su individualidad pese a su nuevo gusto por compartir las aventuras de Jeff.-

Por último en cuanto a los aspectos visuales, Mr. Hitchcock nuevamente demuestra su habilidad para colocar la cámara en el único lugar posible: durante toda la película permanecemos dentro del departamento de Jeff, compartiendo su punto de vista. Sólo sale del departamento para colocarse en el patio en la escena en la que se descubre la muerte del perrito de la pareja sin hijos. En este momento la cámara hace precisamente lo que reclama la mujer: se conecta con los demás, se acerca a cada uno, los desafía a involucrarse.-

En cuanto a las actuaciones, son todas maravillosas. Siempre que veo la película me quedo encantada con Grace Kelly, Thelma Ritter y los vecinos del otro lado del patio pero esta vez me concentré mayormente en el trabajo de James Stewart. Hay muchas cosas que uno da por sentado cuando mira una película y entre ellas se encuentra el trabajo de los actores. Sin embargo, cada reacción, cada inflexión de la voz, cada emoción que se cuela en la mirada es producto de la inteligencia y la decisión del actor. Y en este caso, de un gran actor que la mayoría de las veces interactúa directamente con la cámara, no tiene un par compartiendo la escena con él.-

El cameo de Mr. Hitchcock puede verse en el primer acto de la película, cuando da cuerda a un reloj en el departamento del compositor.-


La ventana indiscreta fue editada en DVD en Argentina como parte de una excelente serie llamada “Colección Hitchcock” (otros títulos disponibles, editados en forma individual, son Saboteur – Saboteador – Shadow of a doubt – La sombra de una duda – Rope – La soga – y Vertigo – Vértigo – entre otros). La calidad de imagen y sonido es perfecta, los subtítulos excelentes y viene con dos documentales muy interesantes, ambos con subtítulos en español: uno sobre la filmación de la película y otro con una entrevista al guionista, John Michael Hayes.-

martes, 11 de agosto de 2015

Dial M for murder (Crimen perfecto, La llamada fatal, Con M de muerte) – 1954

Argumento: El ex astro del tenis Tony Wendice (Ray Milland) contrata a C. A. Swann (Anthony Dawson), un antiguo conocido, para que asesine a su esposa Margot (Grace Kelly) cuando descubre que ésta tiene un romance con un autor de novelas de misterio llamado Mark Halliday (Robert Cummings).-

Como mencioné en la presentación de este blog, La llamada fatal fue la primera película de Mr. Hitchcock que vi en mi vida, cuando tenía ocho o nueve años. Desde entonces me gusta mucho, la vi decenas de veces siempre con el mismo interés y siento por ella un afecto especial.-

El guión fue adaptado por el propio autor de la obra de teatro en la cual se basa la película, Frederick Nott, y tiene una estructura brillante. La película completa dura tan sólo 88 minutos y en exactamente 2 minutos y quince segundos nos cuenta todo lo que debemos saber sobre los tres personajes principales sin una línea de diálogo: Margot y Tony tienen un matrimonio apacible, ella lee en el periódico sobre la llegada de Mark a Londres y enseguida la vemos besándolo apasionadamente en su departamento. Punto, ahora podemos pasar de lleno al desarrollo de la trama. La película tiene algunas otras secuencias en las cuales recuerda al cine mudo pero esencialmente depende de su abundante diálogo. Al igual que en Rope (La soga), aquí no hay persecuciones de autos, caídas desde lo alto de monumentos conocidos o tormentas que amenacen con hundir un pequeño bote, sino sólo personajes hablando y sin embargo la tensión no decae en ningún momento gracias a tres aspectos fundamentales: los giros del guión, la calidad estética de la película y las interpretaciones de los actores.-

En cuanto al primero de estos aspectos, en La llamada fatal encontramos uno de los McGuffins más insustanciales de la filmografía de Mr. Hitchcock: todo gira en torno a una carta que Mark envió a Margot y por la cual Tony se obsesiona, pero nunca se nos explica qué dice, porqué es tan significativa para todos. Por otro lado, nuestra moral vuelve a ser manipulada como en otras películas de Mr. Hitchcock al hacérsenos tomar partido por Tony: al principio de la película lo compadecemos por la infidelidad de su esposa, luego lo admiramos por su astucia, más tarde nos angustiamos por él cuando sus planes parecen a punto de desbaratarse por simples imprevistos (tales como un reloj parado o una cabina telefónica ocupada que amenazan con impedir que dé la señal convenida a Swann) y por último casi esperamos que pueda salirse con la suya. Tony es, sin dudas, el personaje más atractivo de la historia seguido de cerca por el Inspector Hubbard (John Williams), uno de los pocos policías brillantes en la obra de Mr. Hitchcock. La presentación de Swann también hace que, de alguna manera, nos pongamos de su lado: primero se nos presenta como un tipo casi simpático, luego parece ser un villano ideal para ejecutar el plan de Tony pero en definitiva lo hace todo mal y cuando finalmente muere tras su lucha con Margot, por poco no sentimos pena por él.-

Cuando Margot es acusada por el homicidio de Swann (el Inspector Hubbard no cree que lo haya matado en defensa propia sino, a causa del montaje que Tony hace en la escena del crimen, porque Swann estaría chantajeándola con mostrarle a aquél la carta de Mark), Mr. Hitchcock vuelve a utilizar un recurso que ya había probado en Spellbound (Recuerda, Cuéntame tu vida): evita mostrarnos el desarrollo del juicio y se limita a filmar a Margot en primer plano, enfrentando las preguntas del fiscal y la sentencia del juez mientras la iluminación cambia dramáticamente. Esto logra que no distraigamos nuestra atención del punto central de la historia, que es la trama tejida por Tony para librarse de su esposa.-



Respecto a la estética de La llamada fatal, hay varios puntos interesantes a tener en cuenta. Por un lado, esta es la tercera película en colores del director y creo que aquí por primera vez Mr. Hitchcock realmente domina la técnica de la mano de su director de fotografía Robert Burks. Los colores son muy ricos e intensos y tanto los actores como los elementos de utilería se “despegan” del fondo neutro del departamento en el cual transcurre casi toda la acción. Hay además un uso muy específico del color en el vestuario de Grace Kelly, como el director explicó en su diálogo con M. Truffaut: durante su desayuno con Tony, Margot lleva un salto de cama rosa pálido. En la escena siguiente, dedicada a su encuentro con Mark, su vestido es rojo brillante y a partir de allí (a excepción del camisón blanco y celeste que usa la noche del intento de asesinato) sus ropas son cada vez más oscuras hasta llegar al atuendo gris oscuro que viste cuando es acusada y condenada por el homicidio de Swann.-

Otro aspecto de interés en relación a la estética es que esta película fue filmada en 3D como parte del esfuerzo de los estudios por atraer al público a las salas de cine durante los años ’50, cuando la televisión comenzó a representarles una seria amenaza económica (ese es el motivo por el cual algunas ediciones en DVD incluyen un intermedio: el mismo era utilizado por los exhibidores para recargar los proyectores en vistas de que el sistema 3D utilizaba los dos aparatos que los cines solían tener para pasar, alternadamente, los distintos rollos de película). Si bien en su momento se estrenó en la mayoría de las salas en forma convencional, y esa es la forma en la cual la vemos en DVD, no por ello se pierde el interés en la película. Lo que queda, una vez perdida la tercera dimensión, son encuadres aún interesantes que invitan al espectador a involucrarse con la acción: cuando Margot estira su brazo hacia nosotros para tomar las tijeras o cuando el inspector Hubbard resuelve el misterio mostrando una pequeña llave, nos sentimos tentados a estirarnos en el borde de nuestro asiento para tocar la pantalla.-

Finalmente, para mantener nuestra atención Mr. Hitchcock recurre a encuadres y movimientos de cámara siempre atractivos. Mi plano favorito es aquel durante el cual Tony explica a Swann cómo debe proceder la noche del crimen. Para ello el director utiliza un recurso del que ya se había valido en Rebecca (Rebeca, una mujer inolvidable) y en Rope pero con una variante: en aquellos casos se nos “mostraba” el desarrollo de un crimen ya cometido; en este, la descripción de Tony nos permite comparar su plan con la realidad y luego, por si hubiéramos olvidado algún detalle, recibimos un recordatorio resumido en la escena en la cual Mark intenta diseñar una defensa para Margot. Ese plano es además un nuevo ejemplo de un director que coloca la cámara en el único lugar posible, siempre con fines narrativos y nunca meramente caprichosos: la ubicación cenital permite a Mr. Hitchcock abarcar todo el salón del departamento sin cortar hasta que necesita producir un efecto dramático.-

El último de los aspectos fascinantes de La llamada fatal es la interpretación de sus actores. Ray Milland compone un villano encantador, como corresponde a un auténtico film hitchcockiano. En el colmo de la civilidad, justo cuando está a punto de ser detenido por el intento de homicidio de su esposa ofrece tragos para todos. Donald Spoto en su excelente libro “The art of Alfred Hitchcock. Fifty years of his motion pictures” señala que La llamada fatal es una suerte de secuela de Strangers on a train (Pacto siniestro, Extraños en un tren) en el sentido en que aquí tenemos una versión de mayor edad de Guy Haines y Miriam. Creo que es una interpretación interesante, pero tiendo a pensar que Margot no es como Miriam, sino como Anne Morton, es decir que es más parecida a la sofisticada dama de sociedad con la cual Guy espera casarse que a su vulgar primera esposa. Por algunas facetas de su relación que señalé en la entrada correspondiente, puedo imaginar a Anne Morton enamorándose de alguien más y a Guy confiando en que otro hombre se deshaga de ella en su lugar… Volviendo a La llamada fatal, aquí podemos ver a Grace Kelly en su primera colaboración con Mr. Hitchcock (seguirán dos más inmediatamente después), bellísima y elegante como sólo ella lo era y manejando un gran abanico de emociones en su corta aparición en pantalla. Robert Cummings completa el triángulo en su segundo trabajo para el director. Algunos críticos opinan que no hay forma de que Grace Kelly hubiera preferido a Cummings por encima de Milland, yo no sé si coincido pero sí creo que la actuación de aquél es superior cuando se entusiasma por resolver el misterio que cuando intenta ser un amante enamorado. John Williams en el rol del Inspector Hubbard está simplemente brillante, sin ocupar demasiado lugar casi se “roba” la película y Anthony Dawson, con lo poco que aparece, deja una imagen perdurable y se muestra, como mencioné más arriba, tanto agradable como amenazante.-

El cameo de Mr. Hitchcock puede verse en una foto colgada en la pared del departamento de los Wendice y que Tony le muestra a Swann durante su encuentro (en alguna medida, es el cameo más largo de todos).-


La llamada fatal fue editada en Argentina en un DVD de precio accesible pero no muy cuidado. Yo recomiendo una versión importada que fue lanzada a la venta individualmente y también como parte integrante de un box set llamado The signature collection. El conjunto se completa con Foreign correspondent (Enviado especial), Mr. and Mrs. Smith (Matrimonio original), Suspicion (Sospecha), Stage fright (Pánico en la escena, Desesperación), Strangers on a train (Pacto siniestro), I confess (Yo confieso, Mi secreto me condena), The wrong man (Falso culpable, El hombre equivocado) y North by Northwest (Con la muerte en los talones, Intriga internacional). La calidad de la imagen y del sonido es excelente, al igual que la de los subtítulos en español. El DVD se completa con dos documentales muy interesantes pero sin subtítulos en español, uno sobre la realización de la película y otro sobre el cine en 3D de aquellos años.-

miércoles, 5 de agosto de 2015

I confess (Yo confieso, Mi secreto me condena) – 1953

Argumento: El padre Michael Logan (Montgomery Clift) recibe la confesión de Otto Keller (O. E. Hasse), un inmigrante alemán que asesinó a un hombre llamado Villette (Ovila Legare). Logan es culpado por el asesinato cuando se descubre que Villette chantajeaba a la antigua novia de aquél, Ruth (Anne Baxter), pero se ve impedido de revelar la identidad del verdadero culpable a causa del secreto de confesión.-

Esta película está dentro del grupo de las que menos me gustan de la filmografía de Mr. Hitchcock. Pese a que visualmente es muy hermosa, no logro disfrutar del todo su visionado por varios motivos…

En primer lugar, espero no estar en el grupo que Mr. Hitchcock llamaba “nuestros amigos los verosímiles” pero coincido con M. Truffaut en su objeción respecto a que parece una coincidencia muy grande que Keller asesinara justamente al hombre que chantajeaba a la antigua novia del sacerdote con el cual se confiesa. Un detalle anterior dentro de la cronología de la historia me molesta aún más: según cuenta Ruth al inspector Larrue (Karl Malden) y al fiscal Willy Robertson (Brian Aherne), ella conoció a Villette el día de su boda con Pierre Grandfort (Roger Dann) cuando aquél se presentó sin ser invitado. Tiempo más tarde se reencuentra con su antiguo novio, Logan, quien ha regresado de combatir en la II Guerra Mundial – todavía no es sacerdote – y ambos son sorprendidos por una tormenta que los obliga a refugiarse toda la noche en una glorieta. A la mañana siguiente Villette los descubre y reconoce a Ruth. A partir de entonces la chantajea con contarle a su marido sobre su supuesto romance extramatrimonial con Logan si ella no logra que se le perdonen deudas por impuestos. Tal vez esté quedándome en giros no esenciales del guión, pero me pregunto ¿por qué Villette estaba en la boda de Ruth sin haber sido invitado? ¿Acaso acostumbraba irrumpir en todas las bodas de Quebec con la esperanza de encontrar luego a las novias en situaciones comprometedoras con otros hombres y en su propio patio? Sabemos que cuando miramos una película, especialmente una de Mr. Hitchcock, debemos suspender la incredulidad, pero en este caso me resulta difícil hacerlo a tal extremo…

Otra de las cosas que me disgustan de I confess son sus personajes principales. Ruth me recuerda ligeramente a Maddalena Paradine, la protagonista de The Paradine case (El proceso Paradine, Agonía de amor): ambas eligieron matrimonios sin amor con hombres ricos que podían proveerles seguridad y protección, ambas se entregan a la pasión por un hombre que no pueden tener, ambas llevan a la perdición a sus hombres. Sin embargo, Ruth no inspira compasión en la misma forma que Maddalena. Por el contrario, a lo largo de toda la película se comporta en forma superficial e infantil y parece jugar un juego cuyas reglas desconoce. Creo que el propio director quería que la viéramos de esa forma: el romanticismo del flashback en el cual cuenta su historia es llevado a un grado extremo y refleja el punto de vista de su protagonista. Keller, por su parte, me resulta un villano bastante plano. Su dolor por ver a su esposa Alma (Dolly Haas) trabajar tan duro resulta conmovedor pero falso a la vez: solo lo percibimos en sus palabras pero no en sus acciones y en definitiva no estoy del todo convencida de que haya intentado robar a Villette para mejorar la situación de Alma. Su insistencia en perjudicar al Padre Logan tampoco me parece del todo justificada. Keller, en definitiva, es malo porque es malo y eso lo coloca muy por debajo de otros villanos hitchcokianos que suelen tener personalidades y motivaciones más complejas. Logan, finalmente… bueno, creo que mis objeciones hacia él no tienen tanto que ver con el personaje como con Montgomery Clift. Entiendo que no puede señalar al verdadero culpable pero su pasividad me exaspera en una forma en que no lo hace por ejemplo la de Manny, el protagonista de The wrong man (El hombre equivocado, Falso culpable). Además siento que está muy bien en las escenas del flashback y en las del juicio, pero por momentos sobreactúa la solemnidad de su personaje. Creo que simplemente no me gusta Clift y por eso siento tan poca predisposición a compadecer al Padre Logan por sus infortunios.-

Como casi siempre, son los personajes secundarios y los actores que los encarnan quienes se destacan, aún cuando aquí ello no sea suficiente frente a la poca sustancia de los principales. El inspector Larrue es uno de los pocos policías inteligentes en la filmografía de Mr. Hitchcock: es un hombre de lógica, determinado y astuto, y un joven Karl Malden lo interpreta a la perfección. Siguiendo del lado de la ley, Willy también me resulta un personaje interesante: con todos sus juegos de equilibrio parecería que no se toma muy en serio la cuestión pero ello, lejos de constituir una metáfora sobre su actitud frente a la Justicia, no le impide cumplir impecablemente con su función cuando el deber lo llama. Pierre pertenece a esa categoría hitchcockiana integrada por los hombres casados con mujeres que no los aman, tales como Alex Sebastian en Notorious (Encadenados, Tuyo es mi corazón) y Mark Rutland en Marnie (Marnie la ladrona) y en cierto modo es bastante parecido a este último: brinda protección y seguridad a su esposa y hacia el final de la película parece que por fin se gana su corazón, sea por el motivo que fuere. Esta posición siempre resulta conmovedora y me hace tomar partido por él frente a Logan. Y por último, Alma es interpretada por Dolly Haas con mucha delicadeza y (¡alerta de spoiler!) su muerte es terriblemente conmovedora. Muere de manera similar a Mr. Memory en Thirty – nine steps (Treinta y nueve escalones), tras decir la verdad y señalar al culpable.-

En definitiva creo que I confess trata, como tantas otras películas de Mr. Hitchcock, sobre el poder destructivo de la pasión (aquí Ruth arrastra a todo el mundo a la perdición a causa de su pasión por Logan, tanto cuando pretende materializarla como cuando intenta salvarlo) pero sobre todo sobre el deber. Todos los personajes tienen un deber asignado: algunos cumplen con él, ya sea para su desgracia como Logan y Alma o bien para su ventura como Larrue y Willy; y otros lo transgreden y pagan caro por ello como Keller, Villette o Ruth. Tal vez por eso la película resulte tan densa en una forma que no suele verse en la filmografía de Mr. Hitchcock. Sin embargo, no faltan esos pequeños toques de humor y de ironía, tales como la costumbre del Padre Benoît (Gilles Pelletier) de dejar su bicicleta en la rectoría o, más agudamente, la conducta indolente de algunos jurados durante el juicio o la desagradable mezcla de curiosidad e indiferencia (si ello es posible) de la mujer que come una manzana mientras no puede dejar de mirar la bochornosa salida de los Tribunales del Padre Logan. Finalmente, Mr. Hitchcock no deja pasar la oportunidad de hacer un pequeño comentario sobre el sistema judicial: durante el juicio, el juez parece aburrido y Logan se encuentra a merced de un abogado que no parece demasiado competente.-

He dejado para el final una mención hacia los aspectos de la película que sí me gustan, que son los visuales. Por un lado, la fotografía es impecable. I confess es prácticamente la última película en blanco y negro de Mr. Hitchcock (en los años siguientes sólo volvería a esta técnica en dos oportunidades con The wrong man y Psycho – Psicosis) y la última que todavía conserva la estética general de sus películas de los años ’40. A partir de la película siguiente, Dial M for murder (Crimen perfecto, La llamada fatal) ya todo sería diferente: la iluminación, el vestuario, las estrellas; pero aquí todavía estamos en terrenos conocidos. Y por otro lado, Mr. Hitchcock demuestra que domina absolutamente su oficio y para cada toma coloca la cámara en el único lugar posible. Además, en todo momento se mantiene en su empeño por mostrar las intenciones de sus personajes antes que explicitarlas. Como ya señalé en otras entradas, las películas de Mr. Hitchcock no son una sucesión de fotos de “gente hablando” sino de “gente pensando”.-

El cameo del director puede reconocerse con mucha facilidad al comienzo de la película, cuando atraviesa la pantalla de derecha a izquierda en lo alto de unas escalinatas.-


I confess puede conseguirse en Argentina bajo el título “Yo confieso” en una edición bastante económica y no demasiado cuidadosa perteneciente a una serie llamada “Hitchcock. Clásicos del suspenso”, además de alguna otra edición que puede conseguirse con el título de “Mi secreto me condena”. Yo prefiero la edición importada que fue lanzada a la venta individualmente y también como parte integrante de un box set llamado The signature collection. El conjunto se completa con Foreign correspondent (Enviado especial), Mr. and Mrs. Smith (Matrimonio original), Suspicion (Sospecha), Stage fright (Pánico en la escena), Strangers on a train (Pacto siniestro, Extraños en un tren), Dial M for murder (Crimen perfecto, La llamada fatal), The wrong man (Falso culpable, El hombre equivocado) y North by Northwest (Con la muerte en los talones, Intriga internacional). La calidad de la imagen y del sonido es excelente, al igual que la de los subtítulos en español. El DVD incluye un documental muy interesante sobre la creación de la película, pero sin subtítulos en español.-