sábado, 31 de octubre de 2015

The man who knew too much (El hombre que sabía demasiado, En manos del destino) - 1956

Argumento: La vida de los McKenna (James Stewart, Doris Day y Christopher Olsen) se altera dramáticamente cuando, durante sus vacaciones en Marruecos, presencian el asesinato de Louis Bernard (Daniel Gélin), un hombre al que habían conocido poco tiempo antes. Antes de morir Bernard susurra un secreto de espionaje al Dr. McKenna. Para asegurar su silencio, los malvados Sr. y Sra. Drayton (Bernard Miles y Brenda de Banzie) secuestran al hijo de los McKenna y lo llevan a Londres. Ahora el matrimonio debe rescatar a su hijo e intentar, en el transcurso, salvar la vida de un político extranjero.-
The man who knew too much (TMWKTM en lo sucesivo) es una remake de la película del mismo título que Mr. Hitchcock filmó en 1934 y, en este caso, el experimento dio como resultado una obra infinitamente mejor a la anterior. Ambas películas tienen una trama similar pero la locación inicial es diferente (Suiza en la primera y Marruecos en la segunda), como también lo es la psicología de los personajes, la estructura y la calidad general del film.-

personajes están mucho mejor delineados. Ben McKenna se nos presenta en un comienzo como un hombre con todas las respuestas y un poco altanero frente a propios y extraños. Jo, por su parte, abandonó su carrera de cantante profesional en pos de su familia (no logra conciliar con Ben que se establezcan en una ciudad en la que pueda continuar trabajando) pero ello no le significó sentirse realizada como madre y esposa; por el momento su vida se encuentra relegada. En la escena inicial, mientras la familia viaja en autobús hacia Marrakech, el pequeño Harry se interpone entre Ben y Jo y la relación entre éstos aparece como distante. Más tarde aprendemos que el matrimonio atraviesa una crisis e incluso Jo abusaba de drogas recetadas (¿antidepresivos?). El secuestro del hijo produce un cambio fundamental en la situación de Ben y de Jo considerados individualmente y como pareja. Individualmente, Ben aprenderá una lección de humildad y Jo demostrará su valía (de hecho, es ella quien salva la vida del político extranjero y quien encuentra al niño, todo ello gracias a su voz - la misma que utilizaba para trabajar); como pareja, la experiencia los une y en la escena final, cuando todos se reúnen luego de rescatar a Harry, el niño vuelve a estar en medio de sus padres pero la postura corporal de los adultos es muy diferente a aquella del comienzo.-

En cuanto a la estructura de la película, la versión de 1934 sufre mucho por la larga escena del tiroteo que culmina con el rescate de la hija de los Lawrence (Nova Pilbeam). Esta versión tiene una estructura mucho más equilibrada y desde las primeras escenas el director construye el suspenso para lo que vendrá en la sección media. La sucesión de encuentros pretendidamente casuales entre los personajes que se da durante la primera parte nos pone en alerta. Sabemos que algo está por pasar y durante ese tiempo el director juega con nosotros aliviando y aumentando la tensión. Luego, cuando Louis Bernard muere en el mercado pensamos “ya sucedió lo que esperábamos” pero no… esa muerte es solo un McGuffin y lo peor para los McKenna todavía está por venir. Durante el segundo acto, Mr. Hitchcock vuelve a utilizar la estructura basada en episodios para contar las peripecias de Ben y Jo a través de pequeñas historias con comienzo, desarrollo y desenlace: una secuencia en la que Ben llega a un taller de taxidermia en busca del misterioso Ambrose Chappell; otra, en la cual el matrimonio descubre a los Drayton en su rol de líderes de una comunidad religiosa; y la tercera, magistral y sin diálogos, en la cual Jo se debate entre salvar al diplomático arriesgando la vida de su hijo o bien dejar que lo maten, aunque eso no le da certezas de que su hijo le será restituido. Durante esta última secuencia, de casi diez minutos, Mr. Hitchcock utiliza la misma cantata que en la versión anterior esta vez arreglada y dirigida (delante y detrás de la pantalla) por Bernard Herrmann y el montaje realizado me hace pensar en la escena del tranvía en Sabotage: allí, la sucesión de planos breves que muestran la bomba que el niño lleva escondida en latas de película imitaba el tic-tac del reloj. Aquí, los planos muestran alternadamente a la orquesta, al asesino, a la víctima y a Jo en un montaje cada vez más acelerado hasta llegar al choque final de los platillos que disimularán el sonido del disparo fatal. Todo ello opera como un estallido de bomba metafórico y aumenta la tensión y la angustia del espectador, que sufre en la misma medida que Ben y Jo.-

Otro elemento que vuelve de películas anteriores es aquella vieja premisa según la cual Mr. Hitchcock utiliza todo lo que el entorno o las profesiones de sus personajes puede ofrecerle. En cuanto al entorno, el director aprovecha al máximo las posibilidades que brinda Marrakech como locación: las diferencias culturales, los mercados, la emoción y las aventuras que esta familia norteamericana parece buscar y también el peligro que asimilamos a lo desconocido. Y sus profesiones también son utilizadas dramáticamente: Ben, como médico, no solamente está perfectamente capacitado para anticipar y evitar la crisis nerviosa que su esposa sufrirá cuando sepa del secuestro de su hijo sino que también, y más importante aún, se comporta como un hombre acostumbrado a encontrar una causa para cada efecto y a combatir cada signo de caos, restableciendo el orden. En este sentido, las peripecias que vive a lo largo de la película ponen a prueba esta cualidad, representando factores que no puede prever ni remediar. Jo, como mencioné anteriormente, solía ser una cantante profesional y es precisamente su voz lo que permite la salvación de las dos víctimas de la película, el diplomático y su hijo. La condición de cantante de la propia Doris Day es, además, muy bien utilizada por el director con fines dramáticos: cuando Jo prepara a su hijo para dormir mientras cantan juntos "Que será, será", Mr. Hitchcock no sólo nos está complaciendo como espectadores sino que, fundamentalmente, está sentando las bases para la resolución del conflicto. Cuando más tarde la misma canción sirva para encontrar a Hank, el director logra cerrar el círculo y demostrarnos su respeto: atar todos los cabos es su manera de honrar la relación que establece con su público. Y lo hace a través de una canción que habla sobre el destino y la inevitabilidad de aquello que debe ser...

No suelo referirme a menudo a aquellos que acompañaban a Mr. Hitchcock en sus películas, pero en este caso creo que vale mencionar que TMHKTM es la primera de una serie de obras que el director realizó con un equipo consolidado de colaboradores que incluían a Robert Burks (dirección de fotografía), George Tomasini (edición), Henry Bumstead (diseño de producción), Edith Head (vestuario), Bernard Herrmann (música) y Herbert Coleman (producción). Mr. Hitchcock prefería trabajar con personas a las que ya conociera, en cuyas habilidades pudiera confiar y que ya supieran lo que él deseaba y esperaba de ellas y si prestamos atención a los nombres que anteceden al director en los títulos veremos que no es casual que se repitan en las películas más logradas desde lo técnico y más reconocidas y queridas por el público general.-
El mismo principio se aplica para el protagonista masculino de esta película. James Stewart aparece aquí en su tercera colaboración con Mr. Hitchcock, aportando (como el director bien sabía) mucha emoción al personaje de Ben. Aquí Stewart demuestra qué bien puede manejar toda esa emoción, ya sea conteniéndola (la escena en la que habla por teléfono con el secuestrador de su hijo es genial y Stewart la compone con todo el cuerpo, desde sus ojos increíblemente celestes hasta sus manos nerviosas) o bien liberándola durante varias escenas del segundo acto. Doris Day interpreta un raro papel dramático, muy muy diferente de aquello que recordamos cuando pensamos en ella, y se pone tan a la altura de las circunstancias que resulta una pena que no haya hecho muchos más intentos en este sentido. Su interpretación de Jo McKenna logra una de las madres más queribles de la obra de Mr. Hitchcock (es una de las pocas madres “buenas” de su filmografía). Su alter ego, la madre “mala” está encarnada por Brenda de Banzie, y aunque hacia el final casi salva el día, en esos primeros planos en los que mira directamente hacia la cámara (en ello me recuerda a Judith Anderson en Rebecca y a Anthony Perkins en su última escena en Psycho) resulta temible. Y tanto ella como Bernard Miles y Reggie Nalder (el desafortunado asesino) tienen en el fondo la misma vulnerabilidad que los mejores villanos hitchcockianos.-

El cameo de Mr. Hitchcock puede verse antes del asesinato de Louis Bernard, en la escena que transcurre en el mercado de Marrakech. Mientras Jo y Ben miran a los trapecistas, el director aparece de espaldas a la izquierda del cuadro.-
The man who knew too much se consigue en Argentina con el título “En manos del destino” en una triple presentación que se completa con Suspicion (La sospecha) y The lady vanishes (La dama desaparece). La calidad de la edición es bastante buena pero no contiene ninguna característica especial. Además existe en el mercado otra edición que incluye The birds (Los pájaros), aunque no puedo decir nada sobre ella porque no la ví; y una que recomiendo a ciegas, editada como parte de la Colección Alfred Hitchcock (algunos otros títulos de la colección son Vertigo, Shadow of a doubt, Rope, Marnie) que lamentablemente está agotada pero estoy segura de que debe ser impecable como el resto de la serie.-

lunes, 12 de octubre de 2015

The trouble with Harry (Pero ¿quién mató a Harry?, El tercer tiro) - 1955

Argumento: Harry Worp (Phillip Truex) aparece muerto en el bosque un día de otoño. El capitán Albert Wiles (Edmund Gwenn), la viuda de Harry (Shirley MacLaine) y la Srta. Gravely (Mildred Natwick), una solterona a la que Harry había acosado se creen responsables de su asesinato. Todos pasan el día enterrándolo y desenterrándolo varias veces con ayuda del pintor Sam Marlow (John Forsythe), para evitar ser incriminados.-
Esta es una película atípica dentro de la filmografía de Mr. Hitchcock. Se trata de una comedia negra y aunque está bellamente filmada y la premisa de la película es atractiva, debo decir que no me funciona en absoluto y no hay vez que la vea sin que pierda el interés...
The trouble with Harry es sin dudas un whodunit y creo que podría decirse que es la antítesis de la clásica historia al estilo de Agatha Christie, con un detective que investiga a múltiples sospechosos generalmente en un ámbito cerrado. Aquí, el acento está puesto en los sospechosos (de hecho, casi llegamos a olvidar que existe un detective hasta el mismísimo final), un grupo de personas comunes con las que podemos identificarnos fácilmente y por ello queremos que tengan éxito pese al pobre Harry; y el crimen es llevado a un espacio abierto y a la plena luz del día.-
Toda la película es un ejercicio de understatement. Los personajes hacen poco caso del cuerpo de Harry, reduciéndolo a un  mero MacGuffin para las tramas amorosas que se tejen entre ellos e incluso éstas son tratadas con tono ligero. Como señala Donald Spoto en “The art of Alfred Hitchcock. Fifty years of his motion pictures”, Mr. Hitchcock parece querer advertirnos que la muerte y la sexualidad son aspectos naturales de la vida y no deben ser tomados demasiado en serio.-
Las interpretaciones de los actores refuerzan este aspecto. Edmund Gwenn en su cuarta colaboración con Mr. Hitchcock, John Forsythe en la primera y Mildred Natwick y Shirley MacLaine en su única (y el debut cinematográfico de esta última) cumplen con creces con el juego propuesto por el director. MacLaine, además, tiene la ardua tarea de pronunciar un largo parlamento exponiendo la historia de Harry y lo logra con mucha destreza.-
En suma ¿cuál es mi problema con esta película? Creo que tiene que ver con el ritmo. Entre tanto enterrar y desenterrar a Harry, por momentos siento que la historia no avanza. Además, los personajes me parecen un poco planos y (perdón Mr. Hitchcock) creo que el understatement no les hace demasiado favor. En un punto me quedo esperando un mínimo de compasión o de conflicto moral, sobre todo porque Harry no termina por resultarme del todo antipático. Los personajes de Mr. Hitchcock suelen tener matices, ambigüedades y capas de personalidad que se van descubriendo, pero no los de The trouble with Harry y la película sufre por ello.-

Como nota destacada, esta es la primera colaboración de Bernard Herrmann con Mr. Hitchcock. Herrmann le fue presentado al director por Lyn Murray, compositor de la música de To catch a thief (Para atrapar al ladrón, Atrapa al ladrón) y creó la banda de sonido de sus próximas siete películas hasta Marnie (Marnie, la ladrona) además de otros trabajos memorables entre los que se encuentran Citizen Kane y Taxi driver. En este caso, la música de The trouble with Harry coincide con el tono ligero y apacible de la historia y es uno de los aspectos más atractivos de la película.-
Sobre el cameo de Mr. Hitchcock, confieso que en esta película se me pasó y debí buscarlo en Internet. Aparece caminando por la calle frente al puesto de venta de las obras de Sam en el momento en que el millonario las admira.-
The trouble with Harry fue editada recientemente en DVD en Argentina en una presentación triple que incluye (en un único disco) Strangers on a train (Extraños en un tren, Pacto siniestro) y Stage fright (Pánico en la escena, Desesperación). La calidad de la imagen y el sonido es bastante buena, pero los subtítulos faltan en algunas partes. Ninguna de las películas tiene contenidos especiales.-  

sábado, 3 de octubre de 2015

To catch a thief (Para atrapar al ladrón, Atrapa a un ladrón) - 1955

Argumento: John Robie (Cary Grant) es un ex ladrón de joyas que vive semi recluido en su villa del sur de Francia.  Cuando comienzan a cometerse robos coincidentes con su técnica,  Robie se convierte en el principal sospechoso y para limpiar su nombre se propone desenmascarar al verdadero culpable con ayuda de H. H. Hughson (John Williams), un agente de seguros y seguido de cerca por una rica heredera, Frances Stevens (Grace Kelly), quien espera conquistarlo.-

Debo confesar que To catch a thief fue para mí una de esas películas que no te gustan la primera vez que las ves. Necesité un tiempo para aprender a apreciarla como lo hago hoy y ahora puedo decir que, si bien no es una de mis favoritas, es una buena película, bellamente filmada, entretenida, con un guión agudo y en suma, un buen ejemplo de la trama del "hombre equivocado" hitchcockiano.-
Visualmente,  la película es impresionante. Fue filmada en parte en locaciones en Niza y Cannes, con tomas aéreas, espectáculos de fuegos artificiales y con Cary Grant y Grace Kelly como figuras principales luciendo el vestuario de Edith Head. Casi no podría pedirse más.  Esta es la primera película de Mr. Hitchcock realizada en VistaVision, el sistema de pantalla ancha desarrollado por Paramount, y la batalla librada por la industria cinematográfica contra la televisión se evidencia aquí en la reiteración de largas tomas panorámicas que permiten ver aquello que la pantalla pequeña no podía mostrar y que pocos espectadores podían ver por sí mismos. Como parte del mismo esfuerzo, el director hace explotar el color en una forma que sus películas anteriores no habían alcanzado y nos da mucho para ver en la mayoría de las tomas pero sin perder la moderación cuando la acción lo requiere (por ejemplo, la escena en la cual Frances se disculpa con Robie al final del segundo acto está filmada con mucha sencillez y economía de recursos). Una nota destacada en cuanto al uso del color son esas curiosas tomas nocturnas en las cuales el director utilizó un filtro verde. Mr. Hitchcock explicó a M. Truffaut que su intención fue evitar el negro azulado característico de la "noche americana", es decir el proceso fotográfico utilizado para transformar tomas diurnas en nocturnas, pero no se mostró satisfecho con el resultado. Yo, en cambio, creo que son tomas interesantes y que aportan un halo de misterio a esta historia más bien ligera.-

Sin embargo, Mr. Hitchcock no se limita a mostrarnos hermosas imágenes sino que, fiel a su costumbre, también las utiliza para contar la historia. Así, la elegancia exterior del restaurante administrado por Bertani (Charles Vanel), antiguo compañero de cárcel de Robie, contrasta con el descuido y suciedad de las dependencias internas en la misma forma en que la respetabilidad del negocio ayuda a disimular el pasado criminal de quienes allí trabajan. En un modo más sutil, tanto Robie como Frances y su madre (Jessie Royce Landis) esconden pasados cuestionables bajo un barniz de riqueza y sofisticación.  Por otro lado, volviendo a uno de los recursos preferidos del director, la imagen frecuentemente se disocia del diálogo y ello sumado a los abundantes juegos de palabras usados por los personajes hace que esta sea una película con dobles y triples sentidos. Además se incorpora aquí una novedad: frecuentemente, los personajes hitchcockianos mantienen un diálogo insignificante mientras desarrollan acciones trascendentes; en To catch a thief  nos encontramos con escenas en las cuales tanto la palabra como la imagen son igualmente importantes para la trama. Tal es el caso de la escena en la que Robie y Frances exploran la villa que el primero simula querer alquilar: según lo que vemos, Robie estudia las vías de acceso que la villa ofrecería al ladrón y Frances juega al detective intentando descubrir la identidad de su acompañante; pero el diálogo nos cuenta otra historia, la de la trama romántica entre los protagonistas que esconde, en realidad, una trama sexual. Todas estas líneas argumentales son igualmente importantes e interesantes aún cuando una o dos de ellas sean puro MacGuffin.-

Acabo de decir que esta es una película más bien ligera y sin embargo debo contradecirme: el tono es ligero y el tema no encierra cuestiones demasiado graves pero la trama está llena de elementos típicamente hitchcockianos tan profundos como los que podríamos encontrar en películas más "serias". En primer lugar, tenemos el "camino del héroe" con una variante. Generalmente,  los héroes de Mr. Hitchcock atraviesan un viaje físico que acompaña su proceso de autoconocimiento. Aquí, Robie sortea una serie de pruebas, pero su carácter está definitivamente formado cuando lo conocemos y no experimenta grandes cambios con el transcurso de su aventura (claro que al final su vida cotidiana y sentimental sí se ven afectadas, como demuestra el epílogo). Quien cambia y descubre su verdadera naturaleza es Frances, cuya trayectoria es similar a la de Lisa, la protagonista de Rear window (La ventana indiscreta), también interpretada por Grace Kelly. Ello hace que To catch a thief sea tanto su película como la de Robie.-

Otro de los temas habituales del director es el de la identidad. En este caso, Robie asume la identidad de Conrad Burns, un empresario maderero de Oregon,  para acercarse a la Sra. Stevens; ésta se cubre de joyas para aparentar una sofisticación que no avergüence a su hija; y Frances, sucesivamente, finge ser una reina de hielo, una depredadora sexual, una aspirante a ladrona de joyas, una damisela ofendida y una enamorada penitente. Finalmente, durante el gran baile del tercer acto, todos asumen roles que los ayudan a descubrir al verdadero ladrón. Pero quien tiene los conflictos de personalidad más complejos es, sin dudas, John Robie. Como siempre en sus cuatro colaboraciones, Mr. Hitchcock explota la ambigüedad de Cary Grant exponiendo sus zonas grises y corrompiendo su imagen de hombre impecable a través de diversos ataques a su dignidad (huevos arrojados a su cara, ancianas que arremeten contra él a golpes, huidas en traje de baño, cachetazos a jóvenes histéricas), para no hablar del hecho de que es un ex delincuente que no se arrepiente en lo más mínimo de sus crímenes, tampoco siente remordimiento por las muertes que causó durante su participación en la Resistencia francesa (participación que le valió el perdón de su condena) y vive cómodamente gracias a lo robado en el pasado. Pero lo que me pareció más interesante es la ambigüedad sexual de su personaje. En la escena en la que ambos exploran la villa, Robie dice a Frances que no tiene el tiempo ni la predisposición para darle lo que necesita y en ello me recuerda un poco a André Latour, el personaje interpretado por Louis Jourdan en The Paradine case (El proceso Paradine, Agonía de amor), en cuya naturaleza no estaba "servir a una mujer". Eventualmente, Robie encontrará la predisposición y terminará por dar a Frances lo que necesita pero esa frase y la concentración de Robie en su misión aún cuando Frances se muestra más que dispuesta a entregarse a él siempre me dejan pensando... La introducción de la película también es un poco ambigua en cuanto a la culpabilidad de Robie. Las tres escenas iniciales, en las que las víctimas descubren que sus joyas fueron robadas, son intercaladas con la imagen de un gato negro.  Un poco más tarde, cuando conocemos la villa de Robie, lo primero que vemos es su gato negro imitando su gesto de mirar hacia la carretera por la que vienen los policías. Esta identificación entre Robie y su gato nos sugiere que tal vez este personaje al que aún no conocemos sea el ladrón. Sin embargo, se trata de Cary Grant, de modo tal que si él dice que es inocente, pues debe serlo...
Otro elemento que aporta enormemente al tono ligero de la película es la música, a cargo de Lyn Murray. Por ejemplo, la escena en la cual la Sra. Stevens recuerda a su esposo fallecido lamentando que ya nadie la llame por su nombre de pila podría ser pesada si no fuera por la música de fondo. Asimismo, Mr. Hitchcock se vale de la música para provocarnos diferentes estados de ánimo, frecuentemente en el transcurso de la misma escena: en aquella en la cual Robie acompaña a las damas a sus habitaciones la música establece sucesivamente un tono de comedia, de romance y de misterio. De este modo, el director no permite que nos olvidemos por demasiado tiempo que estamos viendo una película de misterio y no una comedia romántica.-

El reparto de la película es una de sus notas más destacadas. Ya he mencionado en otras entradas qué gran actor me parece Cary Grant y este caso no será la excepción. Aquí podemos verlo manejar un registro de emociones muy amplio siempre dentro del marco del understatement que gustaba tanto a Mr. Hitchcock (es decir, la presentación ligera de eventos graves) además de ofrecernos una pequeña muestra de las dotes de acróbata que lo sacaron de su Inglaterra natal. Grace Kelly no se queda atrás y ambos, con la gran química que despliegan en pantalla, conforman una de las parejas más bellas e idealizadas que hayan existido jamás. Por otro lado, el peso de Grace Kelly en pantalla - similar al que ya habían tenido Nova Pilbeam e Ingrid Bergman en otras películas - da cuenta de la confianza y admiración del director. Me parece interesante observar el crecimiento de Kelly como actriz a lo largo de las tres películas protagonizadas para Mr. Hitchcock: Dial M for murder (La llamada fatal, Crimen perfecto), Rear window y To catch a thief nos muestran una actriz cada vez más desenvuelta y natural, y capaz de manejar sus emociones con mayor destreza. Vuelvo a la escena en la cual Frances se disculpa ante Robie por no haber creído en su inocencia: la emoción contenida, la humillación y el amor que revela Grace Kelly siempre me conmueven. Donald Spoto en su libro “The art of Alfred Hitchcock. Fifty years of his motion pictures” sostiene que esta escena constituye una verdadera confesión y en ese sentido, la puesta en escena ideada por el director es más que apropiada, de ahí la posición de Frances sentada en su automóvil mientras Robie permanece de pie que la ubica en un plano más bajo, como si estuviera arrodillada delante de él. Los secundarios también son de lujo, sobre la genial Jessie Royce Landis. Cada una de sus intervenciones es imperdible...

En definitiva, lo único que me molesta un poco en esta película es la gran cantidad de información sobre el pasado de Robie que se nos brinda en las primeras escenas, en una forma poco integrada con la historia. Me refiero a dos escenas en las cuales el protagonista habla con Bertani y con Danielle Fussard (Brigitte Auber), la hija de otro de los ex compañeros de cárcel de Robie, a quienes cuenta una historia que se supone que ellos ya saben. Recién cuando Robie almuerza con Hughson se produce la oportunidad de dar (a él y a nosotros) información básica sobre el pasado del protagonista en una forma natural e interesante para el espectador.-
El cameo de M. Hitchcock en esta película es especial: cuando Robie sube a un autobús para evadir a la policía, a su derecha se encuentra una anciana que lleva una jaula con pájaros y a su izquierda, el director. Me parece interesante que Mr. Hitchcock haya decidido encerrar a su protagonista (identificado, además, con un gato) entre pájaros y su propia persona. Como sabemos, los pájaros siempre implican caos y destrucción en la simbología del director, no sólo en la célebre The birds (Los pájaros), sino también por ejemplo en Sabotage en la cual un fabricante de bombas con un ligero parecido físico con el director utiliza una tienda de aves como tapadera y esconde sus artefactos en jaulas. Y Mr. Hitchcock... bueno, él también trae caos y destrucción a sus personajes.-
To catch a thief se consigue en DVD en Argentina en una presentación doble con Shadow of a doubt (La sombra de una duda), pero esa no es la edición que yo tengo. Si pueden, yo recomiendo con todo énfasis que intenten conseguir la edición importada conmemorativa del 100° aniversario de Paramount, bellísima presentación en dos DVDs. En uno se encuentra la película con subtítulos en español y un interesante audiocomentario y en el otro varios documentales imperdibles sobre la realización de esta película, sobre el Código de Producción Cinematográfica y la importancia de To catch a thief en términos de trasgresión a sus normas y sobre la carrera de Edith Head entre otros materiales adicionales.-