jueves, 3 de diciembre de 2015

Vertigo (Vértigo, De entre los muertos) - 1958



Argumento: El detective retirado John “Scottie” Ferguson (James Stewart) recibe el encargo de seguir a Madeleine (Kim Novak), la esposa de un antiguo conocido quien estaría bajo la influencia maligna del espíritu de su bisabuela Carlota Valdez. Scottie, enamorado de Madeleine, no puede salvarla cuando ésta cae desde lo alto de un campanario al cual el héroe no pudo seguirla a causa de su miedo a las alturas. Tiempo después Scottie encuentra la oportunidad de recrear a su amada cuando conoce a una joven muy parecida a Madeleine.-
Bien… pasamos a palabras mayores… Vertigo es la gran obra maestra de Mr. Hitchcock, su película más compleja y personal y posiblemente la más estudiada y comentada. Por ello no pretendo hacer un comentario innovador sino simplemente señalar algunos aspectos que llamaron mi atención y cometer, en el camino, gran cantidad de spoilers.-
Visualmente, Vertigo abunda en elementos que cuentan la historia de acuerdo al estilo del director. Su habilidad para desarrollar la trama en términos de “cine puro” es más notoria aquí que en ninguna otra película (sonora, claro), toda vez que muchas de las escenas compartidas por Scottie y Madeleine o Judy (también interpretada por Kim Novak) carecen de diálogo. Y aún en aquellos momentos en los que necesita del diálogo, Mr. Hitchcock continúa utilizando los encuadres, la iluminación, el color y el lenguaje corporal de sus actores para comunicar sus ideas. Uno de los que más se destacan entre estos elementos es el magnífico uso del color. En la primera escena, en la cual Scottie y otro policía persiguen a un delincuente por los techos de San Francisco, la fotografía es muy oscura gracias a lo cual resaltan en el fondo luces de neón verdes y rojas. Estos colores (asociados frecuentemente con las señales de avanzar y detenerse pero también con lo fantasmagórico y lo diabólico) son utilizados dramáticamente por el director a partir de la presentación de Madeleine en el restaurante Ernie’s, sobre todo para vincular a los personajes a lo largo de la película y para evocar la sensación de peligro de aquella primera escena. Así, cuando comenzamos a conocer a Scottie lo vemos en el departamento de Midge (Barbara Bel Geddes), una antigua amiga y ex prometida de Scottie, un espacio en donde los colores son mayormente neutros, como lo son también los del vestuario de los personajes (excepto en la escena en la que Midge juega una broma pesada a Scottie, en la cual ella viste un saquito rojo). Luego de esta escena Scottie se reúne con Gavin Elster (Tom Helmore), el esposo de Madeleine, en el despacho de éste decorado con algunos elementos de color rojo: las alertas de peligro comienzan a insinuarse. Como Scottie se muestra renuente a aceptar la historia de Elster (es decir, que su joven esposa es perseguida por el espíritu de un antepasado), es citado a un restaurante en el que podrá conocer a Madeleine. Es aquí en donde el rojo y el verde verdaderamente explotan en las paredes y en el vestido de Madeleine y es que Scottie tal vez nunca vuelva a estar en mayor peligro como en este primer encuentro con Madeleine. Más adelante, cuando Scottie finalmente logre transformar a Judy en Madeleine, ésta emerge en medio de una fortísima luz verde (justificada por un cartel de neón ubicado junto a su ventana) que parece traerla del mundo de los muertos en una situación también peligrosa para Scottie. Lo más curioso es que el departamento de Scottie, que conocemos cuando él rescata a Madeleine de un intento de suicidio en la bahía de San Francisco, también tiene notas de rojo y verde como si Mr. Hitchcock quisiera mostrarnos que el peligro ya anidaba en él y su encuentro con Madeleine estaba destinado a suceder…
Otro de los elementos visuales utilizados por el director está dado por los encuadres elegidos. La mayoría de los planos  están filmados desde una altura superior o inferior al nivel del suelo, con lo cual durante la mayor parte del tiempo tenemos una sensación de incomodidad e inestabilidad similar a la que produce el vértigo que padece Scottie. Esta sensación es llevada al máximo con el efecto utilizado por Mr. Hitchcock para representar el punto de vista de Scottie cuando siente vértigo (el zoom hacia adelante combinado con el movimiento hacia atrás de la cámara) y durante la célebre secuencia de la pesadilla de Scottie. Los encuadres usados revelan además el juego de fuerzas y dominación que los personajes ejercen unos sobre otros cuando éstos son colocados a diferentes alturas: Elster sobre Scottie, Scottie sobre Judy, Carlota Valdez sobre Madeleine.-
Y sobre todo, aquí más que en ninguna otra película, Mr. Hitchcock repite los planos de sus personajes de perfil. Madeleine y Judy aparecen frecuentemente en esta posición, pero también Midge, y ello refuerza el juego de dualidades que propone la película: una imagen de perfil muestra un lado mientras esconde el otro y eso es precisamente lo que hacen, con mayor o menor intensidad, las mujeres en Vertigo. El aspecto de la dualidad también es expresado visualmente a través de la utilización de los espejos en los que Madeleine y Judy se reflejan con frecuencia y mediante la reiteración de posturas. En varias oportunidades Madeleine y Carlota, Madeleine y Judy y Midge y Carlota se sientan en poses similares o repiten conductas y llevan a Scottie a repetir los gestos o las frases que antes destinó a otra mujer. En lo argumental, existe también una identificación entre Scottie, Elster y el amante de Carlota en la forma en que los tres elevan a sus mujeres a lo más alto para luego dejarlas caer, tanto literal como metafóricamente.-
Hay, además, otra dualidad en la película menos manifiesta pero igualmente potente, y es aquella que une a Scottie con Mr. Hitchcock: ambos toman a una mujer y la moldean, la transforman de acuerdo a su fantasía, a su ideal de perfección en una búsqueda que sólo puede terminar con la anulación de la mujer y la desolación del hombre porque el sueño dura poco: eventualmente el objeto de adoración comete algún error, su personalidad se escapa por alguna grieta y sobreviene el desastre...
En cuanto a su estructura, la película tiene claramente dos partes: la primera llega hasta los eventos inmediatamente posteriores a la muerte de Madeleine (la investigación por su muerte y el colapso nervioso de Scottie) y la segunda cubre la relación entre Judy y Scottie. Sin embargo, ambas partes no están desconectadas sino vinculadas por la continuidad en el uso de elementos estéticos (el color, la reiteración de posturas, etc). En la transición entre ambas partes Mr. Hitchcock nos muestra un paneo sobre la ciudad de San Francisco, tan apacible que nos da la sensación de que pasó mucho tiempo desde el colapso de Scottie y que las cosas ahora marchan mucho mejor. Sin embargo, claramente nada ha mejorado. Scottie ya no está en estado catatónico pero bajo su aparente normalidad continúa obsesionado por el recuerdo de Madeleine. La aparición de Judy le da una nueva oportunidad pero también lo aísla: ya no se reúne con Midge, todo su tiempo está dedicado a la reconstrucción de Madeleine. En esta segunda parte es cuando el director construye el suspenso de Vertigo. Hasta aquí, la historia es de misterio, pero después del encuentro entre Judy y Scottie, Mr. Hitchcock decide que es tiempo de que como espectadores sepamos más que el héroe: Judy es Madeleine, o al menos quien se hace pasar por Madeleine (en realidad nunca conocemos a la verdadera Madeleine Elster). El comienzo del tercer acto vuelve a engañarnos: luego de la escena más hermosa de la película, en la cual Judy finalmente se convierte en Madeleine sigue un fundido a negro y una nueva escena de aparente normalidad entre Judy y Scottie. Por un par de minutos vemos lo felices y enamorados que están y de pronto Judy se delata al colocarse un collar que Carlota Valdez lucía en su retrato. Mr. Hitchcock dijo a M. Truffaut que “en la película, hay una mujer que se da cuenta de que este hombre la desenmascara poco a poco”. En este sentido, el uso del collar sería el último acto de revelación que Judy completa inconscientemente. La única explicación que encuentro para la torpeza de Judy es su propia naturaleza autodestructiva, la misma que la llevó a aceptar dos veces ser convertida en alguien más, negando su individualidad y finalmente la misma que la deja ser llevada de nuevo a lo alto del campanario en el desenlace de la película (¡esos pies que no se resisten!).-
Algo que me pareció interesante en este visionado es el papel de Midge, que funciona aquí como una suerte de “madre buena”, una de esas figuras maternales excepcionales en la filmografía de Mr. Hitchcock: tiene buenas intenciones (románticas, en última instancia) pero es totalmente ineficaz para salvar a Scottie y termina por abandonarlo a su suerte (dicho sea de paso, ¿por qué no volvemos a verla tras la internación de Scottie? ¿Nunca se enteró de que su amigo había salido del sanatorio? ¿Él le pidió que ya no lo viera más?).-
Y otro detalle atrapante es la cuestión de la sexualidad y la gran cantidad de símbolos que la película contiene en este sentido. Mr. Hitchcock y M. Truffaut concluyen en su diálogo que Vertigo es la historia de un hombre que quiere hacer el amor con una mujer muerta. Con todo respeto hacia ambos, yo no creo que eso sea exactamente así. Tal vez se me esté escapando algo, pero no veo que la atracción de Scottie por Madeleine/Judy se deba a que está recreando a una muerta. En efecto, eso podría ser cierto en el caso de Judy, pero Scottie queda cautivado por Madeleine antes de su muerte, y no precisamente por la influencia de Carlota por quien el héroe no siente mayor interés. Y en relación con el tema de la necrofilia, uno de los aspectos más comentados sobre Vertigo y que se cimenta en la trama de la novela en la cual está basada la película (D’entre les morts de Pierre Boileau y Thomas Narcejac) es el de la impotencia sexual de Scottie. En esa línea, la imposibilidad de Scottie de consumar su amor con Midge o con Judy como mujeres “con vida” se debería a ello mientras que la naturaleza etérea e inalcanzable de Madeleine no le representa demasiados desafíos o compromisos para él a diferencia de las presencias más concretas y, llegado el caso, demandantes de otras mujeres… De nuevo, tal vez peque de inocente pero no veo ese enfoque en la película. Sí creo que lo que seduce a Scottie es esa naturaleza de Madeleine y que lo que frena su deseo es la culpa y la desesperación por ver que se le escurre entre los dedos sin poder hacer nada para salvarla (es decir que yo entiendo que su impotencia es de otra clase). Una vez perdida Madeleine, es su recuerdo ideal lo que le impide concretar su amor por Judy (los propios personajes se refieren a ello en una escena conmovedora en la que una Judy angustiada le reclama a un Scottie igualmente angustiado que no quiere tocarla), pero una vez terminada la transformación ya no queda ninguna barrera, Scottie puede amarla romántica y físicamente, y yo creo que lo hace.-

Las actuaciones hacen esta película. Mr. Hitchcock sabía bien que James Stewart aportaba emoción a un film pero aquí lo demuestra definitivamente. Su desesperación en aquella escena en la que Judy finalmente se convierte en Madeleine es palpable y dolorosa (bueno, todo en esa escena es maravilloso, el movimiento de la cámara, la música de Bernard Herrmann, Kim Novak, la idea de que el amor de Scottie por fin podrá consumarse). Stewart compone el personaje de Scottie con mucha sinceridad, con todas sus debilidades y anhelos insatisfechos. Recuerdo haber leído por allí que Mr. Hitchcock habría atribuído el fracaso comercial de la película al aspecto cansado del protagonista pero no coincido: su interpretación me parece de las más conmovedoras. La participación de Kim Novak es una de las anécdotas acerca de Vertigo. Es bien sabido que el director quería que Madeleine/Judy fuera interpretada por Vera Miles y que el embarazo de la actriz hizo que Mr. Hitchcock la reemplazara sin querer esperar a que estuviera nuevamente disponible. Debido a ello, cuenta la leyenda, el director habría sido duro con Novak, haciéndole experimentar los sentimientos de Judy, la “otra” mujer que no logra imitar a la ideal. Incluso en su diálogo con M. Truffaut Mr. Hitchcock no es demasiado amable con su protagonista femenina. Yo encuentro que Novak está genial. No estoy familiarizada con su carrera, pero me atrevo a decir que su doble rol en Vertigo debe estar en lo más alto porque es difícil que haya podido superarlo. El elenco secundario se completa con Barbara Bel Geddes, de mucha sensibilidad en su rol de “segundona” maternal y Tom Helmore, otro de esos villanos hitchcockianos refinados y elegantes.-
El cameo de Mr. Hitchcock es muy fácilmente identificable: pasa caminando delante del astillero de Elster llevando el estuche de una trompeta.-
Vertigo fue editada en DVD en Argentina como parte de la excelente “Colección Hitchcock” a la que me referí en otras entradas. Me temo que en la actualidad está agotado, pero igualmente lo recomiendo. La calidad de la imagen y el sonido es maravillosa (¡la música de Herrmann!), tiene subtítulos en español y se completa con un documental sobre la restauración de la película y con un audiocomentario, todo ello también con subtítulos. Además, como nota aparte, fue la primera película de Mr. Hitchcock que tuve en DVD, y uno de mis primeros DVDs, de modo que le tengo un cariño especial.-